MONOTICONIO
Estaba preocupada por mi nieta, llevaba
dos tardes seguidas sentada a la mesa del salón, adquiriendo Conocimientos. Sus
padres habían tenido que trasladarse unos días a NeoMadriz por su trabajo, y la
ley era muy estricta con las faltas de asistencia de los Receptores de Conocimiento;
reeducaban a los padres sometiéndolos a gravámenes económicos y trabajo
comunitario, así que vine a hacerme cargo de ella.
Mi hija no me había dado ninguna pauta a
seguir sobre horarios, comidas, estudios o salidas, lo cual no evitaba que me
sintiera preocupada por su dedicación extrema a la adquisición de Conocimientos.
Tal vez mi nieta no se había atrevido a pedirme permiso para salir a dar una
vuelta. Dejé la novela y fui a sentarme a su lado. Dejó el marcador sobre la
tableta, señalando una de las líneas del programa de Conocimiento
Naturalístico, se volvió hacia mí y me dedicó una sonrisa. Evalin era una niña
encantadora.
—Hace buena tarde. Deberías salir un rato
con tus amigas.
—Estoy bien, abuela.
—Has debido adquirir muchos Conocimientos
y te mereces un descanso.
—Descansaré durante la toma alimenticia
—respondió tras tomarse unos momentos para reflexionar.
No insistí. Dejé que continuara adquiriendo
conocimientos y volví a coger la novela. Llamaría a mi hija a la noche. Llegado
el momento nutricional de media tarde, me dirigí a la sala de alimentación para
preparar un zumo de frutas con cacao natural, no me gustaban esas porquerías de
los narancacaos que estaban de moda, tenían una apariencia a cera derretida que
no me convencía lo más mínimo. Saqué un par de rebanadas de cereal ultranatural
y la mermelada desazucarada. Llegó Evalin y se sentó.
—Seguro que has adquirido un Conocimiento
profundo de Naturalística —no pude evitarlo, quería que saliera.
—Sí, he acabado. Ahora voy a leer un rato.
—¿Qué vas a leer?
—“La Torre”. Leí en un blog que es una
novela muy interesante y le pedí a papá que me la comprara.
—Me parece muy bien que leas, pero no
puedes pasarte las mañanas en el Espacio de Conocimientos y las tardes en casa
adquiriendo más Conocimientos. Evalin, tienes que salir. ¿No quedas nunca con
tus amigas?
Agachó la cabeza y se encogió de hombros.
—Llámalas.
Se levantó sin decir nada y abandonó la
sala de alimentación. Todos los chavales vivían para su terminal phónico, pero Evalin
lo tenía abandonado en la mesa de su habitación. Volvió con su i-phonio.
—¿Tengo que llamarlas?
—Claro que sí.
Con cara de resignación, dio tres toques
sobre la pantalla.
—Clarha no lo coge, abuela —contestó tras
contemplar la pantalla durante un rato.
—Pues llama a otra amiga.
Repitió el proceso y me acercó el
i-phonio.
—Sula tampoco.
—¿Son todas tan adquirientes de
Conocimientos como tú?
—Sólo Clarha.
—Pues llama a una de las otras.
—No lo cogerá ninguna.
—¿Por qué?
—Nunca contestan una llamada.
—¿Y cómo hacéis para comunicaros si tenéis
dudas en algún Conocimiento? Ah, ya. No había caído. Usáis el Guas-ash ese.
—Abuela, eso ya no se lleva. Ahora usamos Monoticonio.
—¿Y eso qué es? —el mundo cambiaba
demasiado aprisa para mí.
Tocó un símbolo que parecía una cagada y
apareció una cara simiesca.
—Pues ya estás Monoticoneando a tus amigas,
que quiero ver cómo funciona eso.
Tocó y la pantalla se volvió rosa pálido.
En la parte baja había muchos símbolos raros, serían los monoticonios. Pulsó
dos veces y apareció un círculo con cuatro flechas apuntándole, seguido de un
grupo de monigotes muy juntos. Le dio a enviar.
—¿Ya está?
Me mostró la pantalla. Arriba a la
izquierda había aparecido una cara de mono con ojos y trenzas azules. Debajo,
algo parecido a un par de manos peludas aplaudiendo. La pantalla cambió. Una
cabeza de mono rojo con una sonrisa básica, debajo una mano con el pulgar hacia
arriba, supuse. Otro cambio, pelo azul y ojos enfadados, debajo un mono sonriente
y el símbolo ya conocido del círculo y las flechas.
—Y todo esto quiere decir —… no me atrevía
a aventurar ninguna interpretación sobre aquellos símbolos indescifrables.
—Que les parece bien que quedemos.
—Ah. ¿Dónde vais a quedar?
—Eso es lo que ha preguntado Virghini —iba
a preguntarle quién era, pero se adelantó—. Es la de la cara seria.
Así que todas se habían convertido en
monas. Qué divertido. Bajo ningún concepto querría identificarme con uno de
esos símbolos. Unos toques de pantalla después, apareció un árbol raquítico y
después algo que ascendía y se dividía en dos arqueándose hacia los lados.
—Ya está. Hemos quedado en el parque,
junto a la fuente pequeña.
Ah, eso era una fuente, y además pequeña.
Entonces el árbol raquítico sería un parque descuidado. Demasiado raro para mí.
No pensaba usar esa cosa llamada Monoticonio. Hablar con la gente resultaba más
sugerente.
Evalin se levantó.
—Voy a cambiarme para salir.
—Seguro que lo pasáis bien.
Evalin se volvió. No la veía feliz.
—No lo sé.
—¿Y eso?
—Se pasarán el rato con el i-phonio.
—No será así todo el rato, algo hablaréis,
¿o no?
—No hablamos, no les gusta.
Me estaba arrepintiendo de haberla animado
a salir. No volvería a insistir.
—¿Entonces no os comunicáis entre
vosotras?
—Bueno, a veces sí, usamos el Monoticonio.
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