lunes, 29 de mayo de 2017

Estatuilla primitiva


     Hacía mucho tiempo que no entraba en una cueva. Me preparé para ello, no es que sea un profesional, así que simplemente a  mi atuendo campestre añadí la linterna para llevar en la cabeza y un par de baterías extras.
     Había visto aquella cueva antes, pero no había entrado. No parecía gran cosa, una gran caverna que se iba reduciendo, y acababa en dos galerías. Tomé una de ellas, que desembocó en una pequeña sala llena de rocas caídas y algunos huecos diminutos por los que en época de lluvias corría el agua filtrada. Me asomé a uno de ellos. Había una roca que pude retirar con cierta facilidad, y entonces contemplé el pequeño conducto. No me costó mucho decidirme a internarme en él. Aquello continuaba, y ante el temor de quedarme atascado estaba pensando en recular, cuando vi que empezaba a agrandarse. Continué, para dar finalmente con una serie de salas de mediano tamaño. Cual sería mi sorpresa al encontrar algunas marcas hechas por el hombre en una de las paredes, y al pie de la misma, asomando del suelo arcilloso una especie de bola con una serie de líneas incisas. Saqué la navaja para ayudarme a retirar la arcilla endurecida, y mi sorpresa fue mayúscula al descubrir que era una estatuilla en muy buen estado.


    ¿Sorprende? A mí sí. Nunca hubiera imaginado algo tan extraño. ¿Prehistórico? Supongo, por las marcas de las paredes y el lugar en que la encontré.


       Pero ese ojo inmenso que llena el rostro... Prefiero no sacar conclusiones precipitadas.